Revisando textos antiguos, que escribí aquí, encontré este que me apetece compartir de nuevo; tal vez, porque en estos últimos años he conocido demasiados Tomas, tal vez, porque tengo la esperanza de encontrar de nuevo a Risk, asi de repente. Acoli ya no me escribe.
“Me llamo Tomás…
5 julio, 2007 por Antia Saudade” | Editar ( si he editado el texto y al final, esta vez, he insertado una foto que no soy yo, pero debería serlo, la encontre en: http://www.entrevistasdeunhada.com/about-me/)
“Me llamo Tomás y, se sentó a comer con nosotros. No le dijimos nada, traía ron y compartimos la comida. Al día siguiente, estaba en la estación de autobuses y viajábamos al mismo lugar; al llegar nos alojamos en el mismo hostal.
Risk y yo llevábamos meses viajando así, sin hacernos preguntas, sin tentar al destino. Nos conocimos en un albergue. Yo estaba enferma, tosí toda la noche, no creo que lo dejara dormir; are you ok? pregunto al amanecer y me dio su jarabe para la tos. No, yo no estaba bien, apenas podía caminar y menos cargar con la mochila pero tenia que continuar viaje o quedarme una semana en medio de ninguna parte. Soy Risk, pintor y, agarro mi mochila hasta el lugar del camino donde dijeron que paraba la camioneta. Yo negocie el pasaje para los dos con el conductor, luego pregunto: dies quetzales hasta Los Encuentros ¿estas segura?. Si conteste. Así conocí a Risk, él me cuido cuando estuve enferma y yo negociaba el precio con los conductores y en los albergues.
A veces llegábamos hasta lugares donde no era fácil sobrevivir, solo para ver un hermoso atardecer.
Él pintaba nubes, palmeras, mujeres desnudas y mis silencios. Yo trabajaba de mesera o lo que surgía. Le cure las manos despellejadas cuando amó a una diosa de ébano contra la hamaca, …hasta troceé la fruta para que el ácido no escociera sus heridas. Un día vendió un cuadro, a una pareja de canadienses, y vivimos el mes siguiente tumbados al sol en playa Maria, conociendo gente, comiendo langosta. Allí Lagordagladys espiaba las arrugas de nuestras sabanas para adivinar que pasaba dentro de la habitación; su universo se redujo a averiguar si Risk y yo eramos amantes.
Un día conocimos a Acoli,…viajo solo, trabajo en lo que surge …hago pulseras, y yo conteste a mi me las regalan… Lo encontré vendiendo en el muelle: collares de brillantes semillas, aretes …yo iba a ver la puesta de sol, recogió y vino conmigo…brisa, susurros, canciones de Alex Ubago a mi oído…aquella noche vino a dormir…y a la siguiente…el tercer día amanecimos abrazados en un rinconcito de la cama y Risk durmiendo de cruzado…la tormenta pudo con la prudencia que lo había dejado en una hamaca del muelle las noches anteriores.¡ Risk y las hamacas!.
Y fuimos tres sin preguntas, sin dudas, sin tentar al destino… tres juntos, felices. Nos hicimos una foto, la única en que me miro hermosa…Risk nos pinto alas: de mariposa de colores para mi, de suave plumón blanco para Acoli, como de espuma de mar para él….y viajamos a otra playa…juntos …siempre los tres juntos …si llegábamos a un lugar donde nos sentíamos observados, mas de lo que lo son los recién llegados… permanecíamos poco …”somos tan felices que los dioses envidiosos nos van a castigar” dijo un día Acoli, esas cosas siempre las decíamos Risk o yo…pero éramos un equipo.Como si un mal presagio se hubiera apoderado de él hizo tres amuletos de conchas y coral.
Era eso, solo un mal pensamiento …y yo, por fin, comencé a escribir, de nuevo.
Nuestros días eran tan hermosos que no nos asustaban las tormentas.
Fue entonces cuando llego Tomas y su deseo de que todo tuviera nombre, de averiguar roles,… las preguntas…las dudas…sus planes…la racionalidad…¿donde dormiremos esta noche?…¿donde vas? …¿que quieres hacer?…
Un día desperté y Acoli nos estaba mirando, le sonreí y continuo mirando pensativo. Risk dormía a mi lado pero yo sabia que estaba fingiendo; cuando dormía su respiración era lenta, apenas movía su cuerpo y sonreía, siempre sonreía mientras dormía como solo lo hacen los bebes, entonces no: Risk se sentía observado.
Aquella tarde cuando regrese Risk no estaba, sentí un escalofrío. No estaría mas. No quedaba nada de él…sin despedidas, sin mis lagrimas; mas tarde descubrí en mi mochila un dibujo: una playa desierta o la silueta de una mujer desnuda recostada…él siempre decía que yo era como una playa desierta, a la que se deseaba llegar.
Tomás pregunto… planeo donde iríamos después… Acoli y yo nos miramos tristes, huérfanos…aquel amanecer me fui, sin abrazos, sin despedidas, sin…
Acoli me ha escrito regresa a casa ¿que hago yo?…¿sigo viajando?, para que contarle que a veces encuentro gentes que me hablan de tres seres felices que encontraron por ahí: pintor-artesano-poeta, de lo que vivieron con ellos ¿seriamos nosotros? yo no los reconozco, no me reconozco, no recuerdo haberlos visto….a veces me enrosco en otros cuerpos, necesito calor. A menudo encuentro a Tomas y me escondo. Parto rápido no quiero saber nada de él… De Risk nada: silencio, ausencia, pregunto por él a los caminantes pero no saben decirme…y continuo en el camino por ver si surge de nuevo la casualidad del encuentro …el mundo es diminuto puedo encontrarlo…ocurrió ¿volverá a ocurrir?….”
Responder